Reflexiones de domingo: Marcas que jamás deberías comprar (o por lo menos no sentirte orgulloso de hacerlo) Vol.1

En nuestro país nos gusta incluso más aparentar que malversar fondos, eso es algo probado por estudios de las mejores universidades del país y refutado por Belén Esteban. 

Es en ese punto donde muchas marcas encuentran un filón de ventas haciendo con su publicidad que la mayoría de la población piense que lo que venden es moda, cuando la mayoría de las veces nos venden aire.

Nosotros, en nuestra labor de héroes enmascarados y nuestra devoción a vosotros, queridos lectores, (y gracias a las ideas aportadas por nuestras queridas rpresumida y chloecomprando) hemos decidido sacar a la luz a esas marcas, inaugurando así nuestra nueva sección: MARCAS QUE JAMÁS DEBERÍAS COMPRAR (O POR LO MENOS NO SENTIRTE ORGULLOSO DE HACERLO)

Hoy primera edición, pasen y vean.

Comenzaré por mi archienemiga, la peor entre las peores, la que más daño hace a nuestra sociedad, que no es otra que Ed Hardy. ¿En qué maldito día se le ocurrió a Madonna ponerse una camiseta de este tatuador de L.A.? Sus prendas y accesorios no sólo carecen del más mínimo diseño sino que el poco que tienen es el ejercicio de chonismo más espectacular que hemos encontrado. Querido consumidor de Ed Hardy, ¿realmente crees que se puede calificar como moda una marca que tan pronto te vende camisetas como bebida energética?

Kevin Federline es quizá el máximo representante de la firma, y estamos casi seguros de que el vestir de Ed-Hardy es una de las principales razones que han llevado a Kevin a comerse a Kevin. La muerte a pellizcos.

K-Fed eligiendo modelitos

Sudadera por 75€...classy

Por otro lado nos encontramos con marcas que no venden monstruos como Hardy, sino que más bien no venden nada, pero te cobran 300€. En este caso nos encontramos con su máximo exponente, la señora Carolina Herrera. A ver, Carolina, a mi me parece muy bien que tu te dediques a tus cosillas de Alta Costura y dejes a los becarios al cargo de tu firma, pero por favor, estamos en crisis, ¡deja de engañar a las mujeres de clase media!, si arrugo un papel y le pongo un asa seguro que realizo un ejercicio de diseño bastante más elaborado del que perpetras tu con tus bolsos. Eso si, como vendedora no tienes precio, sólo tú (bueno, y Tous) conseguís que un mileurista le compre a su esposa uno de tus bolsos sacados de los chinos (confeccionado con el mejor papel de tranchetes del mercado y ligeramente modificados para incluir una C y una H) por el módico precio de 250€, y que a ella le parezca el mejor regalo del mundo, y le haga sentirse glamourosa como Olivia Palermo Ana Obregón. Carolina, si algún día montamos una empresa, te queremos de directora de marketing.

Con cada uno de estos bolsos te regalan unas mechas gratis y una merienda en El Corte Inglés.

Una de estas personas jamás ha diseñado un bolso de Carolina Herrera...empieza el misterio.

Lo mismo nos pasa con el matrimonio Tous. Me imagino la cara de los del banco cuando fueron a pedir el préstamo para iniciar la empresa y les dijeran "...pues mira, nosotros proyecto empresarial ninguno...diseñador y joyeros tampoco...pero aquí mi mujer ha dibujado un oso..." y allá que han ido con el oso. Han conseguido que el abundante mundo de pijismo, cortijeo y postureo de nuestro país se crea especial por llevar uno de sus anillos o uno de sus llaveros, que, teniendo un precio alto para el producto pero totalmente accesible para cualquier bolsillo, crea en el cliente una falsa sensación de lujo suficiente para despreciar al resto de la clase media (o media baja) con la que se codean en la pescadería.
Vamos a dejároslo claro, si su imagen y "diseñadora" es Eugenia Martinez de Irujo, nunca, y repetimos, nunca, será moda (si fuera su madre, otro gallo cantaría).

¿Nuestro consejo para los compradores de estas dos últimas marcas? Hay bolsos monísimos en Zara, en Mango, en Asos o Topshop que os permitirán ahorar hasta poder compraros el 2.5 o el Birkin o el Alexa que todas os merecéis. ¡Ah! y sustituid Tous por Unode50, mucho menos pretencioso y con mejores diseños. 

Un básico del lujo chonístico

Nuestros siguientes objetivos también se quedan en nuestro país. No son otros que Desigual y Agatha Ruiz de la Prada. 

A ver, si estás a favor del color, de la alegría y la diversión en la moda, quédate con este nombre Jean Charles de Castelbajac y olvida los dos anteriores.

De Desigual han dicho que era una copia de Custo Barcelona, nosotros matizamos, es una copia de lo peor de Custo Barcelona. (Custo Barcelona se libra de la quema porque de vez en cuando tiene algo salvable y fue el pionero en este estilo, también porque me acabo de tomar media tableta de chocolate Nestlé y estoy de buenas). Colores por todos los lados, mezclas de texturas sin ningún tipo de conocimiento ni control y precios exagerados para prendas que perfectamente podrían haber sido creadas por niños de 3 años amamantados por Amy Winehouse. Recuerda, no importa que pagues 100€ por una sudadera, Desigual no es moda.

Camisa de Desigual. Abstenerse epilépticos y a poder ser, población en general.

De Agatha poco tenemos que decir, si se hubiera limitado a hacer una firma para niños quizá no estaría en esta lista (o quizá si, vete tu a saber). Alguien debería decirle varias cositas: 1, nadie quiere parecer una flor ni un jarrón cuando va a un evento. 2, tienes una edad. 3, ¡NO QUEREMOS TUS PUTAS AGENDAS!. Es más, si alguien decidiera organizar un evento con quema de agendas de Agatha y Jordi Lavanda, este país sería un lugar mucho mejor donde vivir (y si pudiéramos hacer antes un flashmob y quemar en la pira a los que idearon la palabra Cibelinos ya podríamos declarar ese día oficialmente fiesta nacional). Conclusión: hay artistas que toman drogas para crear sus obras de arte y nos parece bien, pero Ágatha, por tu bien, por el de tus hijos y tu marido, los 60 pasaron, deja el LSD.

Lydia 2 points con un favorecedor vestido de Agatha

La marca se caracteriza por lo ponible de sus prendas.

Un consejo final. Como norma general, desconfía de todo lo que vendan en El Corte Inglés. 

Hasta aquí el capítulo uno. Over and out.

Nuestro veredicto