SAG Awards: el repaso

De nuevo empieza la temporada de premios, y qué pereza todo pero aquí estamos porque en el fondo nos gusta. Este año nos saltamos los Golden Globes porque estábamos liadísimos con las reformas y tocándonos las narices en general, así que aquí volvemos para dar el callo con los SAG Awards, que tienen un nombre así como de atragantarte con una aceituna, pero que congregan a lo más granao de la escena Hollywoodiense. 

En la cima del buen gusto y como siempre, in no particular order, tenemos a cinco señoritas; y aunque parezca mentira, ni me pongo colorada cuando me miras ni son las Spice Girls. 

En primer lugar tenemos a Marion Cotillard, que va de Christian Dior y que no puede ser más francesa de las buenas -las malas son las que no se duchan y le untan mantequilla al jamón ibérico como Johanna, mi francesa de intercambio-. El pelo es perfecto, el maquillaje igual, y los zapatos y todo en el vestido, desde la combinación de colores hasta el ajuste del palabra de honor, respira clase.

En segundo lugar nos encontramos con Amanda Seifrie Sirfrie Selfridges Sideways Seyfried que iba de Zac Posen y que lleva un corte estándar de entrega de premios pero con un rollo sencillo y arquitectónico que nos ha gustado mucho. Y bueno, SU PELO. Veronica Lake está de pie aplaudiendo en estos momentos (en realidad está muerta, pero lo está haciendo en espíritu).

El puesto de Sporty Spice, por lo masculino del pelo corto y porque es la que canta bien, se lo lleva Anne Hathaway vestida de Giambattista Valli. Me gusta porque es empalagoso y dramático a la vez. Porque es elegante teniendo lentejuelas y porque extrañamente ella está más guapa con el pelo corto que con el pelo largo pese a parecerme de naturaleza feíta.

Rose Byrne lleva un pelo que es la prolongación de su vestido. Es diferente, le sienta bien a la alfombra roja y ella va muy guapa. Además de ser Valentino por el que siempre hay que tener respeto.

Y por último la enchufada, la sobrina del jefe. Y es que lo mío con Julianna Margulies ya sabéis que es amor del puro y duro. Iba de Chado Ralph Rucci, que parece un nombre sacado de un generador automático de nombres de diseñadores. En blanco y negro y con una inusual apertura que dejaban ver unos sandalias de Louboutin que nadie se esperaba pero que EH, de repente quedaban bien. Alicia Florrick nunca se equivoca.

En los infiernos tenemos, por supuesto, a la habitual Sofía Vergara, que ha metido un camisón de raso en una trituradora y se lo ha plantado tal y como ha salido y le haya echado la culpa a Donna Karan Atelier. Lo de su delantera lo hemos discutido en múltiples ocasiones y no podemos volver a entrar en eso, pero esperamos que no intente entrar así en una iglesia.

Sigourney Weaver se ha encasillado en Alien; la criatura que intenta salir de su pecho con ese vestido lo demuestra.

Por su parte, a Lea Michelle hay que explicarle lo de que en este mundo hay gente alta y bajita y que bueno, aunque sería muy bonito que todos fuéramos iguales, no es así. Se pone un Valentino con el que parece una niña repelente de 6 años que le ha robado un traje a su madre. Y mechas californianas. Y flequillo. Y dos anillos. Y pendientes enormes. Solo le faltaba una estrella en la cabeza, luces de colores y regalos a sus pies.

Jaimie Alexander, que tampoco es que sea la persona más conocida del mundo, la verdad, ha elegido un Marc Bouwer para demostrarnos como se puede parecer una diosa por arriba y una persona deforme que probablemente tiene piernas de bebé por abajo. ¿En qué estaban pensando con esas líneas a media pierna? Si no le viéramos la pierna, podríamos pensar que va de rodillas como Emilio Aragón en el VIP Noche.

Jennifer Garner, tras tres meses codo con codo con Oscar de la Renta uniendo papeles de Ferrero Rocher para hacerse el vestido, parece que no le tuvo tiempo para llamar a la peluquería.

Por último destacaremos la tendencia de hacerse vestidos con el papelito que ponen en las bandejas de canapés por encima de toda lógica como podéis comprobar en los ejemplos de Mayim Bialik, Kaley Coco o Kerry Washington de nada, Ramona Kaveeza y Rodarte respectivamente. Dan ganas de pegarles saladitos de paté y queso encima.

Despedimos la conexión con amor desde Los Ángeles.